martes, 30 de diciembre de 2014

RL EFECTO NAIM (la gente miente)

http://efectonaim.net/todos-mentimos-esa-es-la-verdad/




¿Hasta dónde llega nuestra capacidad para hacer trampas, para mentir? Al parecer, no tiene límites. Ejemplos célebres, muchos. Veamos tres: Bill Clinton sobre sus relaciones con Monica Lewinsky; Hugo Chávez sobre su enfermedad y Lance Armstrong acerca del uso de drogas para mejorar su rendimiento. Ellos no son la excepción. Usted miente, todos mentimos desde temprana edad y con el paso del tiempo vamos refinando esa habilidad. ¿Cómo podemos vivir así? Los casados se mienten entre ellos una de cada diez veces que hablan. Un adulto promedio puede mentir entre 10 y 200 veces al día. Es la pura verdad: aquí se la contamos.

lunes, 22 de diciembre de 2014

LA ECONOMIA ACTUAL






Por Jeffrey Frankel


Professor at Harvard University's Kennedy School of Government, previously served as a member of President Bill Clinton’s Council of Economic Advisers. He directs the Program in International Finance and Macroeconomics at the US National Bureau of Economic Research, where he is a member of the Business Cycle Dating Committee, the official US arbiter of recession and recovery.


Los precios del petróleo se han desplomado en un 40% desde junio - una buena noticia para los países importadores de petróleo, pero una mala noticia para Rusia, Venezuela, Nigeria y otros países exportadores de petróleo.

Algunos atribuyen la caída de los precios al auge de esquisto-energética de Estados Unidos. Otros citan el hecho de que la OPEP logró un acuerdo sobre las restricciones del suministro.

Pero esa no es toda la historia. El precio del mineral de hierro se ha reducido también. También lo son el oro, la plata, y los precios del platino. Y lo mismo puede decirse de los precios del azúcar, el algodón y  la soja. De hecho, la mayoría de los precios de las materias primas en dólares han caído desde la primera mitad del año. A pesar de una serie de factores específicos para cada sector  que son los que afectan el precio de cada producto, el hecho de que la bajada es tan amplia - como suele ser el caso con grandes oscilaciones de precios -  ello sugiere que los factores macroeconómicos están en esa misma linea.

Entonces, ¿qué factores macroeconómicos podrían lograr las bajas de los precios de los productos básicos? Tal vez es la deflación. Pero, aunque la inflación es muy baja todavía, e incluso negativos en algunos países, algo más debe estar pasando, porque los precios de las materias primas están cayendo en relación con el nivel general de precios. En otras palabras, los precios reales de los productos están cayendo.

La explicación más común es la desaceleración económica mundial, que ha disminuido la demanda de energía, minerales y productos agrícolas. De hecho, el crecimiento se ha desacelerado y las previsiones del PIB tiende a a la baja desde mediados de año en la mayoría de los países.

Pero Estados Unidos es una gran excepción. La expansión estadounidense parece cada vez bien establecida, con un crecimiento anual estimado de más de 4% en los dos últimos trimestres. Y sin embargo, es sobre todo en los EE.UU donde los precios de las materias primas han estado cayendo.

El llamado Commodity Price Index en euros del The Economist, por ejemplo, ha aumentado de hecho en el último año; es sólo el índice en términos de dólares - que es lo que obtiene toda la atención - que está a la baja.

Eso nos lleva a la política monetaria, cuya importancia como factor determinante de los precios de los productos básicos a menudo se ha olvidado. La restricción monetaria es ampliamente anticipada en los EE.UU., con la Reserva Federal (FED) de haber terminado la flexibilización cuantitativa en octubre y es probable que se eleven las tasas de interés a corto plazo en algún momento del año que viene.

Esto recuerda un patrón histórico familiar. La caída de las tasas de interés reales (ajustados a la inflación) en los años 1970, 2002 a 2004, y de 2007 a 2008 fueron acompañados por el aumento de los precios reales de los productos; fuertes aumentos en las tasas de interés reales de los Estados Unidos en la década de 1980  lo cual hizo que los precios de las materias primas en dólares bajaran.

Hay algo intuitivo sobre la idea de que cuando la FED "imprime dinero," el dinero fluye hacia las materias primas, entre otros lugares, por lo que ordena sus precios arriba - y por lo tanto que los precios bajan cuando los tipos de interés suben. Pero, ¿qué es, exactamente, el mecanismo causal?

De hecho, hay cuatro canales por los que la tasa de interés real afecta a los precios reales de los productos (aparte de cualquier efecto que tiene a través del nivel de actividad económica). En primer lugar, las altas tasas de interés, producen  una reducción del precio de los productos básicos almacenables al aumentar los incentivos para la extracción de hoy mejor que mañana, impulsando así el ritmo al que se bombea el petróleo, el oro se extrae, o los bosques del sistema. En segundo lugar, las altas tasas también disminuyen el deseo de las empresas para realizar inventarios (pensar en el petróleo que tuvo lugar en tanques).

En tercer lugar, los gestores de carteras responden a un aumento en las tasas de interés por el cambio de contratos de productos básicos (que son ahora una "clase de activos") y también  letras del tesoro.

Por último, las altas tasas de interés lo que hacen es fortalecer la moneda nacional, lo que reduce el precio de los productos objeto de comercio internacional en términos nacionales (incluso si el precio no ha caído en términos de moneda extranjera).

Las tasas de interés de Estados Unidos en realidad no resucitó en el año de 2014, por lo que la mayoría de estos mecanismos no son todavía directamente los que hacen este trabajo. Pero los especuladores están pensando en el futuro y el cambio de los productos básicos hoy en previsión de futuras tasas de interés más altas en el año del 2015; el resultado podría volver la disminución de los precios del próximo año.

El cuarto de los canales, el tipo de cambio, ya ha estado funcionando. La perspectiva de los Estados Unidos de su ajuste monetario coincide con los movimientos realizados por el Banco Central Europeo y el Banco del Japón hacia el estímulo monetario mejorada. El resultado ha sido una apreciación del dólar frente al euro y al yen. El euro se ha reducido un 8% frente al dólar desde el primer semestre del año y el yen se ha reducido un 14%. Eso explica por qué tantos precios de los productos pueden estar en términos de dólares y en términos de otras monedas.

domingo, 21 de diciembre de 2014

ESTADOS UNIDOS y CUBA



Por Moises Naim
El el Diario El País de España
Esta semana se ha producido la más profunda transformación en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en décadas. Lo anunciaron simultáneamente los presidentes Barack Obama y Raúl Castro. Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué este cambio histórico —en una política que lleva vigente más de medio siglo— no se produjo hace tres años, o hace cinco, o por qué no ha esperado otros cinco años más?
La respuesta corta es que el cambio ha sido impulsado por una convergencia sorprendente entre la biología y la tecnología. La primera ha determinado el envejecimiento tanto de los hermanos Castro y de otros líderes de la revolución, como de sus opositores exiliados en Florida, y ha alterado los equilibrios políticos dentro del régimen cubano y la propia política electoral estadounidense. La biología también intervino con el cáncer que causó la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez. Su desaparición contribuyó a aumentar el caos institucional que ha hecho de este país petrolero un benefactor menos seguro para Cuba.
El otro elemento, la tecnología —especialmente las innovaciones en la extracción de petróleo y gas de esquisto— ha permitido que Estados Unidos revolucione el mapa energético mundial, forzando a la baja el precio del petróleo y minando la capacidad de Venezuela de mantener a flote a un país en bancarrota. Cuba necesitaba una alternativa económica y, sorprendentemente, ha terminado encontrándola en su archienemigo, Estados Unidos. Esto dice mucho del pronóstico que sobre Venezuela tienen los bien informados cubanos, cuando deciden abandonar a su generoso e incondicional país títere para abrirse a las inversiones, el comercio y el turismo estadounidenses.
Estados Unidos promulgó en 1961 el embargo económico contra Cuba en respuesta a las expropiaciones de empresas y ciudadanos norteamericanos. La pretensión de derribar el régimen de Castro se hizo explícita en la Ley Helms-Burton, que endureció el embargo al someter a la dictadura a sanciones internacionales. No funcionó. La Ley Helms-Burton no solo no alcanzó sus objetivos sino que, además, redujo las opciones en política exterior de la Casa Blanca. Tanto el Gobierno de Bill Clinton como el de Bush vieron obstaculizada su capacidad para modificar una ley elaborada más en función de estrechos cálculos de la política interna norteamericana que desde una visión más amplia de los intereses nacionales de Estados Unidos en el continente. En un artículo publicado en Foreign Policy (When countries go crazy, 2009) expliqué por qué el embargo contra Cuba no solo era ineficaz, sino que iba en contra del interés nacional de Estados Unidos.
Tanto los republicanos como los demócratas perseguían con ahínco el apoyo del gran contingente de exiliados cubanos con derecho a voto en el decisivo Estado de Florida. Conseguir los apoyos necesarios en el Congreso para cambiar o relajar algunas de las condiciones más duras de la Ley Helms-Burton se convirtió en misión imposible.
A los presidentes les quedaba la opción de actuar unilateralmente mediante decretos, pero los cálculos electorales les disuadían de hacerlo. Todo esto ha cambiado recientemente debido a dos circunstancias políticas: la parálisis persistente en el Congreso y las últimas elecciones de mitad de mandato, que otorgaron la mayoría a los republicanos tanto en el Congreso como en el Senado.
Las consecuencias afectarán a Venezuela, a la paz en Colombia, a la política de EE UU, a los derechos humanos...
Obama se enfrentaba a dos años más de inacción total, un panorama que le pareció inaceptable. En su último discurso sobre el estado de la Unión en enero pasado prometió que, si continuaba el estancamiento en el Congreso, actuaría cuando lo considerase necesario “para tomar medidas sin el Legislativo”. Desde entonces ha sido fiel a esas intenciones de avanzar a solas, emprendiendo reformas políticas muy transformadoras, y enormemente controvertidas. Algunas del año que termina incluyen la respuesta a la llegada desde México y Centroamérica de menores que cruzan solos la frontera; la reforma de las políticas de concesión de préstamos a estudiantes; medidas para contener el cambio climático y la contaminación y un plan para proteger a casi cinco millones de inmigrantes de la deportación y permitir a muchos de ellos trabajar legalmente en Estados Unidos.
El cambio de la política hacia Cuba era un punto más en la lista de cuestiones por resolver antes del final de su segundo mandato. El miércoles pasado, Obama tachó esa casilla.

La biología tiene su impacto en la política exterior

La avanzada edad de los hermanos Castro (Fidel tiene ahora 88 años y Raúl, 83) y el surgimiento del debate sobre la cada vez más cercana sucesión han contribuido a modificar los cálculos del régimen. El envejecimiento del exilio cubano en Estados Unidos (cuya media es de 40 años, comparados con los 27 años del conjunto de la población hispana) también ha creado condiciones más favorables para un acercamiento entre Estados Unidos y Cuba.
En Florida este cambio demográfico ha dado lugar a un nuevo paisaje político. La generación de exiliados cubanos que se oponía ferozmente a cualquier liberalización de la política respecto a Cuba se ha visto reemplazada por un nuevo grupo de población de votantes cubanoamericanos más jóvenes y más dispuestos a explorar nuevas opciones en la relación entre su antiguo país y su país actual. El cambio de actitud es evidente, especialmente entre cubanoamericanos de segunda y tercera generación que llegaron después de 1980 buscando una oportunidad económica más que un lugar en el que refugiarse de las persecuciones políticas, como había sido el caso de gran parte de la anterior oleada de inmigrantes.
Raúl Castro (derecha), junto a varios comandantes cubanos, durante el acto del último aniversario del asalto al cuartel Moncada, en julio de 2007. / ALEJANDRO ERNESTO (EFE)
Los más jóvenes, que llegaron a EE UU hace menos tiempo, saben que la arruinada economía cubana necesita desesperadamente un reajuste. Pocos creen que Cuba vaya a abrirse pronto al libremercado, ni mucho menos a convertirse en una democracia. Pero el presidente Raúl Castro ha sido muy explícito en sus críticas al sistema económico actual, expresando su preferencia por el “modelo chino”, en el que una economía más abierta coexiste con un sistema político cerrado.
El régimen de Castro lleva mucho tiempo posponiendo unas reformas que fortalecerían la economía de la isla, pero que significarían admitir el fracaso de la revolución. Adoptar las mismas políticas que lleva tanto tiempo denunciando sigue siendo un paso demasiado grande para muchos miembros de la dirigencia cubana, especialmente para Fidel.
Retrasar la hora de la verdad ha sido posible gracias al enorme subsidio que Venezuela lleva otorgando a Cuba hace más de una década. Ese salvavidas está ahora en peligro. De nuevo, ha intervenido la biología. La muerte del presidente Hugo Chávez a causa de un cáncer contribuyó a la inestabilidad política de Venezuela. El sucesor que designó, Nicolás Maduro, se ha mostrado ineficaz a la hora de afrontar los muchos problemas que aquejan a su país, y se encuentra maniatado por la lucha de poder entre las diferentes facciones chavistas. El colapso económico y el caos institucional de Venezuela han empujado al régimen cubano a buscar alternativas, en previsión de que Caracas no pueda seguir brindándoles el apoyo del que depende su precaria economía.

Los bajos precios del petróleo afectan a la política exterior

Esta no sería la primera vez que La Habana logra cambiar con éxito de benefactor. A principios de la década de 1990, el desmoronamiento de la Unión Soviética desencadenó una brutal crisis económica en Cuba. El nuevo régimen ruso decidió acabar con el subsidio de entre 5.000 y 6.000 millones de dólares al año (entre 4.000 y 4.900 millones de euros) que había mantenido a flote la economía de la isla hasta entonces. Muchos factores contribuyeron a la desaparición de la Unión Soviética, pero el fuerte declive de los precios del petróleo entre 1985 y 1991, que supuso una pérdida de aproximadamente 20.000 millones de dólares al año, representó un golpe severo a su economía que fortaleció la posición de los reformistas dentro del Gobierno soviético.
Cuando Rusia dejó de sostener a la economía cubana, la isla entró en una etapa de austeridad económica extrema conocida como el periodo especial. Después de un prolongado sufrimiento de la población, a principios de este siglo el régimen se las apañó hábilmente para sustituir a su antiguo benefactor por el recién elegido Gobierno de Hugo Chávez. Cuba recibe unos 100.000 barriles diarios de petróleo venezolano desde hace casi una década. Si se toma como referencia un precio medio del crudo de 100 dólares, eso suma más de 36.000 millones de dólares, que los cubanos han pagado en especie: con entrenadores deportivos, médicos, servicios de seguridad, instrucción militar y productos agrícolas que cubrirían solo una mínima parte de lo que Venezuela podría haber ganado si hubiera vendido ese petróleo en el mercado.
La historia se repite. El impacto de la caída del precio del crudo en las relaciones internacionales es otra vez determinante y vuelve a afectar a Cuba. De nuevo, el petróleo limita la capacidad del benefactor de Cuba para mantener el nivel de apoyo que ha estado proporcionándole la mayor parte de este siglo. De la misma manera que Cuba sustituyó a la Unión Soviética por Venezuela, ahora espera sustituir a la República Bolivariana por remesas, turismo, comercio e inversiones que llegarán de los Estados Unidos de América, su gran enemigo desde hace años.

¿Y ahora qué?

Será muy difícil que el régimen de Castro consiga mantener un sistema político fuertemente controlado si permite más libertad de comunicaciones, viajes, comercio e inversión. Sin embargo, no es probable que se produzca ni siquiera una apertura política limitada, a no ser, por supuesto, que de repente el actual régimen implosione. Pero la dictadura cubana ha resultado ser muy resistente a las presiones políticas y reprime a los disidentes de manera sistemática, haciendo oídos sordos a las demandas de que ponga fin a las habituales violaciones de los derechos humanos. El Gobierno intentará mantener sin duda un control férreo sobre la población, y sus métodos brutales de represión no desaparecerán. Habrá momentos en que esa represión se haga incluso más dura, cuando el régimen necesite reafirmar su poder. Pero la coacción política resulta más fácil cuando el país está cerrado, aislado y hambriento que cuando está más abierto al mundo. A largo plazo, puede que el régimen sea vulnerable al impacto de una sociedad más abierta.
Castro y Chávez, durante un partido de béisbol en Venezuela en 2000. / REUTERS
Muy pronto el Gobierno cubano no podrá seguir culpando de la bancarrota de la isla a la política estadounidense. A lo largo y ancho de Latinoamérica, el embargo ha sido una reliquia de las torpes intervenciones de Estados Unidos en la región. Se convirtió en un poderoso símbolo que los críticos de Washington ya no van a poder usar tan fácilmente. Si una relación más cercana entre los dos países es buena para Cuba, ¿cómo no va a ser buena también para otros Estados, como el gigante Brasil o la pequeña Bolivia, dos naciones que mantienen relaciones tensas con Estados Unidos?
Las consecuencias imprevistas de los cambios políticos serán probablemente tan sorprendentes como variadas. Afectarán a la política de Venezuela y a las conversaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, a la política interna de Estados Unidos y a la agenda de derechos humanos en la región. Tras el anuncio del restablecimiento de relaciones entre La Habana y Washington, la organización Human Rights Watch hizo público un comunicado celebrando “la decisión del presidente Obama de reformar la política de Estados Unidos ante Cuba y de pedir al Congreso que levante por fin el fracasado embargo. Es evidente que Estados Unidos y la comunidad internacional necesitan una actitud nueva que ayude a poner fin a décadas de abusos del Estado en la isla”.
El senador Marco Rubio (republicano por Florida) no está de acuerdo. Criticó tanto al presidente Obama por tomar esta iniciativa como al papa Francisco por el papel que ha tenido el Vaticano en el proceso para lograr un acuerdo. “Tengo el compromiso de hacer cuanto esté en mi mano para revertir esos cambios”, declaró.
Las decisiones anunciadas el pasado miércoles tal vez no sean el final de una era, pero sin duda abren la puerta a muchas transformaciones históricas.
Traducción: Eva Cruz

CUBA vs. USA







Por Jorge Castañeda

Jorge G. Castañeda was Mexico’s Secretary of Foreign Affairs from 2000-2003, after joining with his ideological opponent, President Vicente Fox, to create the country’s first democratic government. He is currently Global Distinguished Professor of Politics and Latin American and Caribbean Studies at New York University, and is the author of The Latin American Left After the Cold War and Compañero: The Life and Death of Che Guevara.

A primera vista, el acuerdo parece una gran victoria para Cuba, con los EE.UU. finalmente dar marcha atrás de su intento de aislar a la isla comunista. La realidad es un poco más complicado.

Para empezar, este no es el fin del embargo comercial estadounidense, que se puede levantar sólo por el Congreso de Estados Unidos. Tampoco las relaciones plenamente normalizada; habrá embajadas, pero no embajadores.

Pero no hay duda de que el acuerdo - negociado por el Vaticano y Canadá - es un importante paso adelante. Viaja a La Habana para los estadounidenses que no son de ascendencia cubana será más fácil. Será posible llevar a cabo transacciones bancarias entre los dos países. Algunas cuestiones comerciales se liquidarán. El Departamento de Estado de Estados Unidos se retire a Cuba de la lista de países que acusa de apoyar el terrorismo.

Es cierto que Cuba parece haber dado muy poco a cambio. Además de la liberación de la estadounidense, Alan Gross, Castro acordó liberar a 53 presos políticos, aflojar las restricciones a la Internet, y permitir el acceso a los funcionarios y observadores de derechos humanos de las Naciones Unidas de la Cruz Roja Internacional. Estas son las concesiones, para estar seguro, pero no los grandes en vista de lo que Cuba tiene mucho que ganar con la reanudación de las relaciones diplomáticas después de medio siglo de aislamiento.

Sin embargo, Cuba está en problemas, debido a una variable crucial que probablemente motivó la decisión de Castro: el reciente colapso en el precio del petróleo. Una serie de factores - el espectacular aumento de la producción de petróleo y gas en los EE.UU., la recesión en Europa y Japón, la decisión de Arabia Saudita para mantener sus grifos que fluye, y la desaceleración económica en China y la India - han dado lugar a un exceso de oferta . Y los dos países más afectados son precisamente aquellos en los que Cuba ha dependido históricamente para mantener su economía a flote: Rusia y Venezuela.

De los dos, Venezuela y sus problemas plantean la mayor amenaza a la estabilidad de Cuba. Rusia no ha apoyado a Cuba de manera significativa desde el colapso de la Unión Soviética. Pero Venezuela - especialmente durante la presidencia de Hugo Chávez - ha sido un importante mecenas, el envío de Cuba alrededor de 100.000 barriles de petróleo al día, junto con algo de $ 5-15 billion en ayuda cada año.

Esos subsidios son poco probable que continúe. De hecho, es probable que no es casualidad que las conversaciones entre los EE.UU. y Cuba comenzaron poco después de que Chávez murió en 2013. No hay duda de que, en ausencia de los subsidios venezolanos, Cuba volverá a hundir en la depresión - como lo hizo después de la asistencia rusa secado en principios de 1990.

Esto deja a Cuba extremadamente vulnerable. Las reformas económicas claramente no han tenido el efecto deseado. Los ingresos han caído. Escasez generalizada han alimentado la inflación galopante, con hiperinflación un riesgo cada vez mayor. Las operaciones de divisas en el mercado negro están a poco más de 3% de la tasa oficial. Un gran agitación política es cada vez más probable.

En su libro, Volver Canal de Cuba: La historia oculta de las negociaciones entre Washington y La Habana, William LeoGrande y Peter Kornbluh describen cómo Cuba se ha negado a ofrecer concesiones políticas a cambio del fin del embargo o normalización diplomática. Y, de hecho, Castro no ofreció en el acuerdo recientemente anunciado.

Y sin embargo, el cálculo económico hace que sea muy probable que el cambio pronto se enviará en breve. En ausencia de un patrón rico y generoso, la reactivación de la economía cubana dependerá de la plena normalización de las relaciones con los EE.UU. - y esto es cierto para probar imposible sin grandes cambios con respecto a la democracia y los derechos humanos.

Cuando se escriba la historia del presente, que puede muy bien resultar que no se fuerza de las armas ni los esfuerzos de los diplomáticos, pero las intervenciones desinteresados por los barones del petróleo remotos en Dakota del Norte y la Península Arábiga, que finalmente abrió la Cuba de Castro.

Obtenga más información enhttp://www.project-syndicate.org/commentary/cuba-us-diplomatic-relations-embargo-oil-prices-by-jorge-g--casta-eda-2014-12#brqljtR8Y6dOj7w1.99

DEMOCRACIA DIGITAL

jueves, 18 de diciembre de 2014

CUBA Y USA, QUE CAMBIARA

¿Qué cambia realmente para los cubanos con el restablecimiento de relaciones con EE UU?

En La Habana celebraron la liberación de los tres agentes detenidos/ BBC MUNDO
En La Habana celebraron la liberación de los tres agentes detenidos/ BBC MUNDO
BBC Mundo le preguntó a los autores del blog Voces desde Cuba cómo se vivió ese día histórico en el país caribeño
Manifestaciones espontáneas de júbilo, sorpresa, ilusión y escepticismo. El mayor cambio entre las relaciones entre de Estados Unidos y Cuba en medio siglo causó reacciones apasionadas en la isla.

Alejandro Rodríguez: Un cambio mayor echó a andar
En Camagüey —una de las principales ciudades de la Isla— la noticia del avance hacia el restablecimiento de las relaciones diplomáticas Estados Unidos-Cuba y el canje de prisioneros entre ambos países tuvo un efecto comparable acaso al de los sucesos más importantes de la historia del país.
Los cubanos no estamos adaptados ya a las noticias y menos aún a las de alto impacto: hubo entonces quien lloró y quien no se lo creía.
Hubo incluso micro-manifestaciones de júbilo popular, que tuvieron el mérito de lo espontáneo, en un escenario donde tal cosa es una anomalía.
Aunque ninguno de los anuncios significa la terminación ipso facto de la política tradicional de Washington hacia La Habana (el embargo) o de las tradicionales respuestas de La Habana, todo el mundo interpreta el actual acercamiento como el principio del fin de las hostilidades entre las dos naciones.
Era algo muy esperado por quienes nacimos en medio de una guerra añeja que ni pedimos ni queremos; y un gran reto para quienes
opinan que la hostilidad norteamericana es la causa primera del retraso económico que sufre el país.
En las calles los comentarios de ciudadanos denotan las desconfianzas de un conflicto tan prolongado:"Si nos quitan el bloqueo, el gobierno (de Cuba) se va a quedar sin culpable…", "yo no me creo el cuento ese de la buena intención de los americanos, esos no han renunciado a su política de la Fruta Madura…", eran algunos criterios.
Nadie sabe a ciencia cierta qué cambiará a partir de ahora para los cubanos, sobre todo para los más humildes (que no palpan aún el resultado de las transformaciones en la economía nacional), pero la gente sabe que un cambio mayor echó a andar; uno sin precedentes en los últimos 50 años, que podría conducir a Cuba hacia el siglo en que se vive.

Yuris Nórido: Un día histórico
Pocas veces una noticia sacudió con tanta intensidad al pueblo cubano. Millones de ciudadanos estuvieron frente a los televisores a las
12 del mediodía, para escuchar al presidente Raúl Castro. La noticia, a buena parte de ellos, los tomó por sorpresa.
La prensa nacional apenas había anunciado la intervención del general, informando que el tema sería las relaciones con los Estados Unidos.
Pero muchos cubanos con pleno acceso a la red ya sabían mucho más: Alan Gross había sido liberado y —la mayor sorpresa— los tres cubanos que continuaban presos en Estados Unidos también saldrían de la cárcel.
Los rumores se propagaron, a pesar del inexplicable silencio previo de los medios nacionales. Afortunadamente, gracias a la señal abierta de Telesur, muchos televidentes pudieron escuchar, además de la alocución del presidente Castro, la del presidente Obama.
La reacción fue inmediata. En las calles de La Habana, la gente se felicitaba con satisfacción. Ese es el gran tema, que llama la atención de todos. En los taxis, en las paradas de ómnibus, en los centros de trabajo, en las colas, en los parques...
No es para menos, se trata del más importante cambio de política del gobierno estadounidense hacia Cuba en los últimos 50 años. Con el añadido de que ha sido fruto de una negociación entre los dos gobiernos, al más alto nivel.
Si a cualquier ciudadano de a pie le hubieran dicho hace dos días que Cuba y Estados Unidos restablecerían en los próximos meses unas relaciones diplomáticas rotas hace más de medio siglo, hubiera pensado que le estaban tomando el pelo.
Todavía es temprano para tener una idea cabal de los cambios concretos que esta decisión promoverá. Raúl Castro lo dejó claro: habrá relaciones diplomáticas, pero el bloqueo seguirá en pie.
El presidente Obama ha tomado decisiones importantes, que obviamente marcarán un antes y un después. Más viajes entre los dos países, aumento del monto de dinero que se puede mandar desde Estados Unidos… indudablemente, son medidas que influirán positivamente en la vida de buena parte del pueblo.
Hay otras muy importantes desde un punto de vista macro: la posible salida de Cuba de la lista estadounidense de países que apoyan el terrorismo, una inclusión que tiene razones más políticas que concretas.
Y el regreso a Cuba de Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández marca el fin de una movilización nacional, con importantes apoyos solidarios en el mundo.
La mayoría de la gente, ahora mismo, ha reaccionado con alegría y esperanza. Con los días se sabrá el alcance real de las medidas, pero se respira optimismo.
Contra lo que pudieran creer personas poco informadas sobre la realidad de la isla, los cubanos no albergan sentimientos antiestadounidenses.
A pesar del largo enfrentamiento entre los dos gobiernos, a pesar de los desencuentros, las declaraciones oficiales y los palpables efectos de las medidas económicas.
La gente suponía que las relaciones entre los dos países iban a cambiar para bien, en algún momento. Pocos esperaban que —en apariencia— fuera de un día para otro.

Regina Coyula: Liberaciones
No dejé de sorprenderme aunque no me tomó desprevenida. Lo había conversado entre amigos que me tildaron de loca, que Gross y los tres no serían intercambiables, que sin Derechos Humanos no habría relaciones.
Respeté el punto, pero recordé que la política se cocina con ingredientes sutiles que no aparecen en las noticias (mucho menos en las noticias del Granma) pero había indicios y por esos indicios fue que la noticia del año no me cayó de la nada.
Ahora, con Gross en Estados Unidos y los tres en Cuba, comienza la implementación de las conversaciones que han tenido lugar y que abren un paréntesis para una transición tranquila en la que los sucesores de la nomenclatura vivan sin sobresaltos y hasta participen si quieren en la política pluripartidista que vendrá.
No creo que todo el mundo esté feliz, ni dentro del gobierno, ni dentro de la disidencia, pero al médico, la cercanía al paciente no debe nublarle el juicio a la hora de hacer diagnóstico.
La economía, como se sabe, es muy pragmática, los inversores norteamericanos medirán el riesgo en números y no en violaciones de los derechos humanos.
El gobierno cubano por su parte necesita normalizar sus relaciones con el vecino del norte y espera con ansias capital fresco. La Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) al fin cumplirá la función para la que fue concebida.
Toca a la sociedad civil aprovechar esta coyutura sin dudas favorable para profundizar en la lucha por establecer un verdadero Estado de derecho.
Por mi parte, quiero creer que hoy, 17 de diciembre de 2014, se abre una nueva etapa en el largo viaje de Cuba para insertarse entre los países modernos y democráticos.